Iván Icígar
La UD Las Palmas no levanta cabeza y firma un empate con inferioridad numérica ante un Mirandés que fue superior durante la gran parte del encuentro. Una roja de Horkas en la recta final del primer tiempo condicionó a los canarios a jugar más de 45 minutos con un futbolista menos (0-0).
Luis García apostó por el regreso de Jonathan Viera a la titularidad, su segunda del curso, para afrontar la visita del penúltimo clasificado de la Liga Hypermotion al Gran Canaria. Los primeros compases fueron claramente amarillos: una UD incisiva en las bandas, con Marvin y Pejiño ganando metros, mientras un Viera muy cómodo en la mediapunta tiraba de magia para encontrarle huecos a Miloš Luković. Las filtraciones buscando al serbio persistían. En una de ellas, Manu Fuster cedió el balón al ariete, que no pudo superar a Nikic en el mano a mano, aunque la acción quedó invalidada por fuera de juego.
Pasaban los minutos y poco cambiaba la situación sobre el césped canario. Las Palmas más incisiva a nivel ofensivo mientras el Mirandés trataba de sobrevivir buscando jugar rápido al contragolpe. Los chicos de Luis García tenían el juego y la intención aunque faltaba la contundencia en los últimos metros, más tiros a puerta que de verdad atentaran contra la portería cutodiada por Nikic. El primer tiro a puerta serio fue de hecho del equipo visitante. Los de Galván tras recuperar el esférico salían rápido recogiendo el esférico un Carlos Fernández que sostuvo el balón a base de recortes aunque su intento de remate salió intercpetado por la zaga amarilla, Varela asumió el rechace con un disparo raso desde fuera del área que apenas puso en peligro a Dinko Horkas. Jonathan Viera estaba con la chispa que le faltaba al resto del conjunto canario. Tras un gran pase de Pejiño, el Mago de la Feria controló de maravilla para probar al guardameta rival aunque no logró perforar la red.
El balón apenas le duraba a un Mirandés que intentaba salir rápido, buscando generar peligro con pocos toques. Cada vez que el conjunto burgalés lograba pisar área, se encontraba con un Horkas firme bajo palos. Aun así, el marcador estuvo cerca de moverse en el 24’, cuando los visitantes aprovecharon un saque de falta mal defendido y, tras varios rebotes sin dueño claro, Tamarit conectó un buen remate que terminó en la red. La alegría, sin embargo, fue efímera: el 0-1 quedó anulado por fuera de juego previo de Iker Córdoba. Superada la media hora, los amarillos habían perdido claridad en ataque y seguían sin encontrar la forma de generar ocasiones de verdadero peligro. Solo Mika Mármol se atrevió con un disparo lejano, impreciso pero cargado de la intención que escaseaba en otros jugadores ofensivos. En definitiva, la UD no terminaba de carburar, mientras el Mirandés crecía tímidamente dentro de su plan de partido. El duelo ganó tensión cuando Alberto Marí vio la amarilla por un agarrón sobre la casaca de Enzo Loiodice, frenando una salida rápida desde la medular y dejando claro que el encuentro empezaba a endurecerse.
El público del Gran Canaria se estresaba ante un escenario en el que pese a la diferencia clasificatoria de ambos equipos, el Mirandés estaba gozando de mayor ocasiones de gol aunque tuvieran menor posesión. En un contraataque de libro, Carlos Fernández centraba desde la banda para un Varela que en fuera de juego remataba de cabeza. Las sensaciones eran que con poco el conjunto rival generaba más peligro que la Unión Deportiva. La polémica tocó la puerta en el 36’ con una posible roja de Dinko Horkas. El Mirandés aprovechaba que el guardameta estaba adelantado para pribar suerte con un envío lejano. Intentando evitar la tragedia, el portero corrió hacia su portería para frenar el disparo con la mala suerte de despejar con el antebrazo fuera del área, lo que supuso roja directa. José Antonio Caro ingresaró al terreno de juego en sustitución del capitán Jonathan Viera. Ambiente caliente a la vez que triste entre unos aficionados amarillos que veían cómo su equipo encajaba un penalti en contra después de una mano de Sergio Barcia en el área. Después de varias protestas de Luis García y una revisión del VAR, la pena máxima fue invalidada y la UD respiraba aunque estuvieran en caída libre a nivel de sensaciones. Ante todo el tiempo perdido, se dieron 5 minutos de añadido en los que los amarillos debían sobrevivir con uno menos ante un rival decidido a atacar. Picando piedra y sudando, Las Palmas se iba a vestuarios manteniendo las tablas aunque decididos a encarar una segunda parte que apuntaba a ser muy dura con la inferioridad numérica.
El público del Gran Canaria empezaba a impacientarse. Pese a la diferencia clasificatoria entre ambos equipos, era el Mirandés quien generaba las ocasiones más claras. En un contraataque de manual, Carlos Fernández centró para Varela, que remató de cabeza en posición antirreglamentaria. La sensación era preocupante: con muy poco, el conjunto visitante hacía más daño que la Unión Deportiva. La polémica apareció en el 36’ con una acción que cambiaba por completo el partido. El Mirandés trató de sorprender desde lejos al ver a Horkas adelantado. El guardameta corrió hacia su portería para evitar el gol, pero en su intento de despeje terminó impactando el balón con el antebrazo fuera del área, lo que derivó en roja directa. José Antonio Caro ingresó entonces al campo en sustitución del capitán, Jonathan Viera. El ambiente en la grada se volvió tenso y sombrío cuando, poco después, el Mirandés dispuso de un penalti tras una mano de Sergio Barcia. Entre protestas de Luis García y una revisión del VAR, la pena máxima fue finalmente anulada, dando un respiro a una UD que, aun así, se tambaleaba en sensaciones. Con todo el tiempo perdido, el colegiado añadió cinco minutos de prolongación. Tocaba resistir con uno menos ante un rival decidido a morder hasta el descanso. Picando piedra y sudando, Las Palmas logró sostener el 0-0 y se marchó a vestuarios consciente de que la segunda parte sería un ejercicio de supervivencia.
Los de Luis García arrancaron la segunda parte con mejores sensaciones en la circulación, aunque seguía faltando esa mordida en los últimos metros para comprometer al Mirandés. Tras una acción embarullada con varios rechaces, Amatucci conectó un disparo de primeras que terminó impactando en el cuerpo de Sergio Barcia, desperdiciando una ocasión que parecía prometedora para la Unión Deportiva. El Mirandés también buscaba mover el marcador. Bauza probó suerte con un remate desviado, un aviso claro de las intenciones de un equipo que necesitaba escapar del pozo con urgencia. Los de Galván continuaron acercándose, esta vez con un intento de Medrano, también sin éxito. Poco después, el técnico visitante agitó su banquillo, mientras Luis García mantenía firme su plan de partido, condicionado únicamente por la salida forzosa de Viera en el primer tiempo tras la expulsión de Horkas.
Pese a jugar con uno menos, la UD se resignaba a replegarse. Quería ir a por el partido, aunque la falta de agilidad en la circulación le impedía comprometer a un rival que, por momentos, se mostraba superior. En la medular, solo Amatucci parecía moverse con comodidad, firmando otra actuación notable y adueñándose del centro del campo. En el 63’, Las Palmas realizó sus primeros cambios para agitar el avispero: entraron Iván Gil y Viti, mientras Pejiño y Fuster abandonaban el terreno de juego. Con estas sustituciones García buscaba mayor velocidad y físico con Viti mientras confiaba en que Gil tuviera mayor inspiración con el esférico que el ex del Albacete. Lukovic se desquiciaba ante un agarrón de la zaga rival que no se saldó ni con tarjeta ni con faltas. Protestas al colegiado mientras los de Miranda del Ebro recuperaban la posesión. La actuación de Ais Reig empezaba a desesperar tanto al conjunto amarillo como a su afición.
Los insulares volcaron el juego hacia su doble lateral diestro con Marvin y Viti aunque los centros especialmente de Park fueron a buen puerto. Con el paso de los minutos, el Mirandés volvió a hacerse con el dominio del balón, mientras la UD empezaba a dar por bueno el empate dadas las circunstancias. La sensación de peligro del conjunto canario era prácticamente nula, en parte por el día gris de Miloš Luković, que ni ganaba duelos aéreos ni recibía balones aprovechables para generar juego. En el 77’ Caro sufrió de algunas molestias mientras Adri Suárez salía a calentar aunque por poco tiempo, el portero andaluz se levantó, descansó y le dio aire a su equipo. Entretanto, Luis García mantenía a varios jugadores calentando, aunque sin intención inmediata de recurrir a ninguno de ellos.
Las Palmas tampoco se sentía cómoda ante el tono físico que imponía el Mirandés. La fatiga empezaba a hacer mella en un equipo obligado a duplicar esfuerzos durante toda la segunda mitad. Restaban diez minutos para asegurar un empate que, de forma inesperada, comenzaba a verse como un buen resultado para una UD inmersa en la lucha por el ascenso. Los pitos en el Gran Canaria reflejaban el descontento por la falta de ambición ofensiva, incluso entendiendo la inferioridad numérica. La afición pedía cambios que alteraran una dinámica cada vez más plana. Las decisiones de Ais Reig, más permisivo con el Mirandés que con Las Palmas, tampoco ayudaban a calmar el ambiente. En busca de una chispa, Luis García recurrió a Jesé, un movimiento desesperado para encontrar algo distinto en ataque. A balón parado, el Mirandés rozó el gol: tras un córner magnífico de Pablo Pérez, Bauza remató de cabeza ligeramente desviado. El colegiado añadió tres minutos, un tiempo que la UD debía exprimir para arañar algo más y buscar una ocasión in extremis que avivara el sueño del triunfo. En plena disputa por acercar el balón al área rival, una falta señalada a Amatucci encendió al Gran Canaria. Poco después, la lentitud de Marvin Park para ejecutar el último saque de banda precipitó el pitido final. La UD firmaba así un empate ante el penúltimo clasificado que, vistas las circunstancias, terminó siendo recibido como un mal menor.