Publicidad

Publicidad

Publicidad

  • UD Las Palmas
    02 de Noviembre de 2025 - 17:37

    Las Palmas cosecha un punto… pero pudieron ser más

    La UD Las Palmas salió viva de El Molinón, pero con una sensación amarga. El empate sin goles ante un Sporting plano y sin mordiente fue menos un punto ganado que dos perdidos. El conjunto de Luis García dominó durante muchos tramos, tuvo las ocasiones más claras y aun así se marchó sin el premio que merecen los equipos que quieren pelear por lo más alto. El problema es que Las Palmas empieza a acostumbrarse a este tipo de partidos: control sin colmillo, posesión sin profundidad y buenas intenciones que no se traducen en victorias.

    Un Sporting vulnerable y una UD tibia
    Desde la alineación quedaba claro que el técnico buscaba refrescar piernas. Entraron Viti Rozada, Enzo Loiodice y Pejiño, pero el plan apenas varió lo conocido. El Sporting, lejos de la versión intensa de otras jornadas, encontró más problemas para empujar que para defender. Solo un error de Álex Suárez en la salida dio algo de vida a los de Borja Jiménez, y fue rápidamente corregido por Sergio Barcia. A partir de ahí, Las Palmas intentó imponer su estilo, aunque el ataque se estrellaba una y otra vez contra una defensa asturiana poblada de hombres y bien cerrada atrás.

    Luković y la historia del casi
    Las grandes oportunidades tuvieron acento amarillo. Primero, una internada de Pejiño terminó en un centro medido que Luković remató a bocajarro, obligando a Yáñez a sacar una mano prodigiosa. Luego, en la segunda parte, el serbio volvió a rozar el gol: disparo seco, palo y resignación. Una vez más, le faltó el punto de inspiración que separa a los delanteros que generan peligro de los que lo concretan.

    El VAR, las dudas y el conformismo
    El susto de una posible expulsión de Luković por una acción fortuita llevó al VAR a intervenir, dejando el asunto en amarilla. A partir de ahí, el partido se apagó. Luis García movió piezas —entraron Ale García, Mika Mármol y, más tarde, Kirian Rodríguez—, pero el equipo siguió plano, sin ritmo ni presión final. El mensaje fue más de contención que de ambición.

    El Sporting tuvo la última, un disparo de Guille Rosas que exigió una parada enorme de Horkaš para salvar el punto. Y aunque ese gesto evitó un desastre, también subrayó la falta de agresividad de una Las Palmas que parece conformarse con llegar viva a los finales de partido en lugar de imponer su calidad.

    Un empate que deja dudas
    Cinco jornadas sin perder maquillan una realidad incómoda: la UD necesita ganar partidos así para reforzar su posición de aspirante. Volvió a competir, sí, pero no dominó ni supo decidir. La solidez defensiva es mérito, pero el discurso de las “buenas sensaciones” empieza a desgastarse si los resultados no acompañan. En El Molinón, Las Palmas salió sin heridas... pero también sin identidad ganadora.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad