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  • Opinión
    13 de Febrero de 2020 - 09:44

    Cuando los números duelen

    Por Oscar Luis Santana Montero (@OMontero4)

    Me atrevo a escribir estas líneas como aficionado y abonado a la Unión Deportiva Las Palmas desde tiempos “innombrables”: Segunda División A , Segunda División B y Primera División; y es que hasta los partidos en Tunte voy a ver. No pienso criticar a una persona –Dios me libre– pero sí puedo criticar a un profesional por su aptitud y actitud

    De nada han servido las palabras para intentar recuperar el cariño de su afición y luego volver a caer en el Tana que nadie quiere ni desea. Las cualidades futbolísticas y los recuerdos imborrables de su juego en la Primera División los ansiábamos de vuelta, y sobre todo son necesarios.

    No lo he visto borracho, ni de amanecida, ni fumando; pero esto es una isla y aquí se sabe todo, o casi todo. Puedo entender (hasta cierto punto) que en su política patriarcal en el club el presidente le garantizara futuro con un contrato tan largo, pero este invierno, sin oferta alguna por él, su ficha me resulta cuanto menos inexplicable. Aún así, el entrenador parece haber visto lo que a Tana le hizo ser importante en su momento, para ahora ver la cara B. Volvemos a verla todos, y creo que, tras la enésima oportunidad, de esta no sale. Ahora el míster tiene un dilema. Ponerlo en casa significa la casi segura desaprobación del aficionado, que sin duda mostrará su enfado.

    Una vez más, he vuelto a perder la fe en él. Tengo en casa una camiseta firmada por un grande, por un maestro dentro y fuera del campo, por un hombre respetado en el mundo del fútbol. Hasta hace muy poco, el 21 lo llevaba un mago 1000x1000 comprometido. Para mí, Tana merece el 99 y ficha en el Infantil.

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