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  • Opinión
    15 de Febrero de 2019 - 09:41

    La historia de Luis González en La Rosaleda, sin final feliz

    Mi amor por la UD Las Palmas empieza desde pequeño. Cuando mi padre o mi prima me llevaban a los estadios (Insular y EGC), pero no fue hasta el año 2013 que empecé a trabajar en el estadio como fotógrafo. En ese momento cambió todo, partido que jugaba en casa partido que iba al estadio a trabajar y partido que no pues partido que daba igual lo que estuviese haciendo que lo veía, desde el móvil, la tv, la radio etc. 

    Hace cuatro temporadas me mudé a Madrid para seguir con la fotografía y en ese momento fue cuando empecé a disfrutar de los partidos fuera del EGC como visitante en la grada. Santiago Bernabeu, Vicente Calderón, Butarque, Wanda Metropolitano, Coliseum Alfonso Pérez,  Vallecas, Cerro del Espino y La Rosaleda han sido varios de los estadios a los que he ido para ver jugar al equipo y animarlo desde el segundo 0,01.

    El fin de semana pasado bajé a Málaga para ver el partido por segundo año consecutivo en la Rosaleda. Fue el sábado cuando cogí el AVE para llegar con tiempo (el billete de Ida y Vuelta fueron 120€).  El domingo, día del partido, mi hermano mellizo, que vive en Tenerife y hace casi los mismos desplazamientos que yo para ver al equipo, mi padre y su amigo Luis, afincados en Málaga que se recorren casi toda Andalucía para ver al equipo y un servidor se reúnen para hacer la previa desde la hora del almuerzo (los cuatros somos socios de Amarillos x el Mundo).

    Recogimos las entradas una hora antes del partido y cuando 30 minutos antes de que empiece el ultimo partido de la jornada 25, a las 20:00 hora peninsular, nos dirigimos hacia la misma puerta que el año pasado para entrar a la zona visitante. Nos encontramos con la sorpresa que, desconozco que institución lo hizo, pero separan a la afición de la UDLP en dos gradas totalmente diferentes a lados opuestos del campo. No nos dejan entrar por la puerta del año anterior asi que tenemos que bordear todo el estadio para poder entrar a la zona que nos habían designado. Cuando entramos y nos damos cuenta de a que distancia está el resto de la afición decidimos caminar por dentro del estadio hasta llegar a la misma zona del año pasado. Es cuando nos damos cuenta que quedan unos 7 aficionados canarios y entre todos, (25 personas) les hacemos señas para que se unan a nosotros y poder animar al equipo todos juntos. 

    No pasan 10 minutos del inicio del partido y es cuando mi padre se va a encender un cigarro en la zona más alta y con más viento de todo el estadio y el de seguridad le dice que está prohibido fumar cuando el resto de los aficionados canarios y boquerones que fumaban lo hacían sin ningún problema con el permiso de la policía nacional y otros compañeros de la empresa de seguridad privada del estadio. 

    El equipo abandona a su afición

    Después de animar al equipo durante todo el partido y llegando a no tener voz al final del encuentro, nos topamos una vez más con que los jugadores del equipo que animas desde pequeño, pides vacaciones para poder hacer los desplazamientos y te dejas una media de 250€ en cada partido, no son capaces de caminar más de 3 metros en el centro del campo (algunos ni eso ) para venir a la zona visitante. Hayamos ganado, empatado o perdido ha terminado el partido y seguimos cantándoles y animándoles para al menos, hacernos un gesto de agradecimiento.

    No es suficiente con ver como los jugadores están desganados y día si día también sigues a su lado animando gane o pierda que la policía nacional te tiene que escoltar a la salida del estadio por que dos energúmenos que han ido supuestamente a animar al Málaga (la afición del Málaga siempre nos ha tratado con mucho cariño y respeto) se han puesto las capuchas y cosas para taparse la cara están esperándote a la salida del estadio. (Cosa anecdótica )

    El partido terminó sobre las 21:50 y es ahí cuando empiezas a darte cuenta que tienes que volver al día siguiente a trabajar, que coges el AVE de vuelta a Madrid a las 6:20 de la mañana para llegar al trabajo a las 9:30 AM  y que la dirección del equipo sigue riéndose de ti y de todos los aficionados. Piensas si todo lo que haces vale realmente la pena para ver jugar al equipo y animarle por que nosotros, los aficionados no pedimos otra cosa que sea que los jugadores se dejen la piel en todos los partidos y que al final del encuentro aplaudan dos veces.. solo eso.. 

    Ya tengo las entradas para el parido frente al Alcorcón y probablemente baje a Granada para seguir animando al equipo.

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