Ruptura total en el vestuario del Granca

La bomba ha estallado, el vestuario del Granca está dividido. Los malos resultados deportivos han sacado a la luz los problemas internos del equipo claretiano. En el equipo hay dos bandos y cada uno rema para un lado. En un bando están Rabaseda, Báez, Oliver, Pauli, Balvin y Eriksson y por el otro Hannah, Pasecniks, DJ Strawberry, Fisher, Tillie, Magette y Sim-Sander Vene.

Se demuestra que los recién llegados no se han adaptado, pero lo preocupante es que no han querido hacerlo. En la cancha se nota la anarquía y el lucimiento propio en los partidos de Euroliga -los que tienen más visibilidad- y por el otro el grupo que han hecho en el vestuario. Sus tareas del club se reducen a la mínima. Tanto es así, que tras los partidos suelen hablar ante la prensa siempre los mismos. Es decir, los de habla hispana. En más de una ocasión, jugadores como Rabaseda o Paulí les han recriminado a sus compañeros que también tienen que dar la cara ante los periodistas en los momentos malos.

La relación dentro del vestuario es mala, pero la evidencia en la cancha comienza a preocupar. Tras la derrota del domingo, voces autorizadas de dicho vestuario descargaron su frustración y explicaron lo que sucede de puertas para adentro: "El que no quiera pelear, que no lo haga. Que se siente ahí". Son palabras de Eulis Báez. Pero no solo el dominicano expresó su descontento con el trabajo de algunos compañeros. 

Rabaseda fue el jugador que más claro habló tras la derrota ante Guipuzcoa: "La culpa no es de Salva, ni de Víctor, ni de Berdi. Los responsables están aquí, dentro del vestuario. Aquí cada uno que se mire el ombligo y, el que quiera dar un paso adelante, perfecto. Si no, jugaremos los que quieran dar el paso adelante".

La bomba ha explotado dentro del vestuario en una semana en la que el equipo amarillo no jugará la Copa del Rey, torneo en el que ha sido un fijo en la última década. Tiempo para depurar responsabilidades.